El jaciment del Born

Contexto histórico

Las épocas del yacimiento

Los restos arqueológicos excavados y que pueden contemplarse actualmente en el interior del antiguo Mercado del Born nos muestran la historia de Barcelona desde época romana hasta comienzos del siglo XVIII, cuando la vida en esta parte de la ciudad quedó interrumpida de forma repentina por el desenlace de la guerra de Sucesión.

No todos los restos tienen la misma entidad ni se han conservado de la misma forma. Debemos tener presente que los vestigios conservados anteriores al siglo XIII no formaban parte del núcleo urbano de Barcelona, aunque estaban relacionados. En cambio, a partir del siglo XIII, las estructuras pertenecen ya plenamente a la ciudad, como consecuencia de su crecimiento.

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S. III d.C.

Época romana

A pesar de ser una zona alejada de la ciudad de Barcino, el área del Born conserva en su subsuelo enterramientos de época romana.

Los primeros restos arqueológicos documentados en zonas próximas al Born se sitúan en época bajoimperial. En este periodo se localiza una extensa necrópolis, cuyo núcleo principal estaba situado en lo que, unos siglos más tarde, sería el subsuelo de Santa Maria del Mar. No se ha localizado ningún enterramiento de esta época en el interior del antiguo mercado, pero en la intervención arqueológica de la plaza Comercial de 1991 se localizaron catorce.

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S. VIII

Época musulmana

La zona donde se construyó el edificio del antiguo Mercado del Born había sido ocupada por una necrópolis islámica.

La siguiente fase posiblemente debe situarse en el siglo VIII. Se trata de una nueva necrópolis emplazada entre la actual plaza Comercial y el antiguo Mercado del Born. En la intervención arqueológica de 1991 se identificaron diecisiete enterramientos, mientras que en la excavación en el interior del Born de los años 2001-2002 se documentaron dos.

Todos los enterramientos repiten las mismas características: enterrados directamente en la arena en una fosa simple, sin ningún tipo de ajuar ni ningún elemento arqueológico a su alrededor (como cerámica o clavos de hierro), el cuerpo siempre en posición de decúbito lateral derecho y con la misma orientación en dirección suroeste-noreste, con los pies al noreste, la cabeza al suroeste y el macizo facial mirando al sureste.

Todas las características de los entierros coinciden con las necrópolis que siguen la prescripción islámica. El hecho de no haberse realizado pruebas de carbono 14 ha impedido saber si estos enterramientos se sitúan en el momento de la ocupación musulmana de Barcelona, o si bien se trata del lugar de entierro de los individuos de confesión musulmana que vivían en la ciudad en una etapa anterior al siglo XIII.

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S. XIII

La ciudad medieval

Las primeras construcciones nacen en torno a la iglesia de Santa Maria de les Arenes, pero no es hasta el siglo XIII cuando se urbaniza esta parte de la ciudad.

La primera referencia documental que nos informa de construcciones en una zona próxima al Born es del siglo X, cuando se construyó el Rec Comtal, una obra hidráulica clave en el desarrollo de esta parte de la ciudad. Entre los años 1050 y 1250 se fue forjando en este sector el núcleo mercantil de Barcelona, cuando tanto la ciudad como sus suburbios experimentaron un crecimiento importante.

La población que ocupaba el área de levante era cada vez más importante, y Santa Maria de les Arenes vertebraba un amplio sector conocido como la Vilanova del Mar, que se extendía por el norte hasta la zona en torno a la iglesia de Sant Cugat del Rec.

Esta zona se convirtió, ya desde el siglo XIII, en la parte más activa de la ciudad. Se trata de una barriada de calles paralelas y estrechas, que se fue extendiendo a medida que el mar retrocedía cediendo más terreno urbanizable. Este primer núcleo fue el origen del futuro barrio de la Ribera, que ocuparía ambas orillas del Rec Comtal más adelante.

El proceso de urbanización de la Ribera fue una constante durante todo el siglo XIII y parte del XlV. La consolidación definitiva se llevó a cabo con la construcción del convento de Sant Agustí, del tramo de la muralla entre el portal Nou y Santa Clara y de la iglesia de Santa Maria del Mar.

Todas las casas y calles documentadas en el yacimiento del Born tienen su origen entre finales del siglo XIII y comienzos del siglo XIV. El barrio creció de forma rápida, y su urbanismo no tenía nada que ver con el de los barrios vecinos: las islas de casas están dispuestas de forma regular, con calles rectas y paralelas, ya que en la mayor parte de los casos la trama urbana no tenía que adaptarse a ninguna estructura preexistente que limitara la forma de las calles y de las manzanas.

En el interior del Born, no obstante, se aprecia una excepción: las islas de casas situadas en poniente se adaptan al recorrido del Rec Comtal, que en el momento de urbanizar esa parte del barrio ya era un elemento consolidado.

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1701 - 1715

La guerra de Sucesión

La guerra de Sucesión marcó un punto de inflexión en la historia del país y la ciudad de Barcelona perdió una parte vital de su territorio.

No se documentan cambios importantes en toda el área arqueológica del Born hasta el fin de la guerra de Sucesión. Este conflicto armado entre dos aspirantes a la monarquía hispánica marcó el futuro del país y de la ciudad. Los antiguos reinos de la Corona de Aragón apoyaron al archiduque Carlos de la dinastía de los Habsburgo, mientras que Castilla respaldó a Felipe de Borbón. La participación de las potencias europeas internacionalizó el conflicto, que finalizó el once de setiembre de 1714 con la caída de Barcelona.

Una vez perdida la guerra, los vencedores decidieron construir una ciudadela militar con una doble función: defender la ciudad por uno de sus puntos más débiles y servir como elemento represor. Se trataba de una fortaleza pentagonal con forma de estrella y cinco baluartes en cada uno de los ángulos, dos de los cuales apuntaban directamente a la ciudad. La Ciudadela necesitaba una zona de seguridad en la parte abierta a la ciudad, una explanada donde no podía haber ningún tipo de edificación y que facilitara la salida de las tropas por si se producía una nueva revuelta.

En un primer momento, Próspero de Verboom, el ingeniero militar encargado de diseñar la Ciudadela, marcó la línea de derribo de las casas hasta pasada Santa Maria del Mar (todo lo que se encontrara a un tiro de fusil), pero posteriormente esta línea retrocedió de forma definitiva hasta el límite marcado por las calles Tiradors, Blanqueria, Corretger, Sabateret y Flassaders, la plaza del Born y la calle de Montserrat. Se trata de una zona muy importante de Barcelona, tanto por las dimensiones (295.705 m2) como por ser una de las partes económicas más importantes y una de las zonas más pobladas de la ciudad.

Entre el mes de abril de 1716 y julio de 1718 se derribaron mil casas, desaparecieron 42 calles (cinco de ellas de forma parcial), se desplazó el 20 % de la población de Barcelona y desaparecieron catorce edificios, entre elementos del patrimonio eclesiástico, edificios públicos y equipamientos de la ciudad. El yacimiento del Born es una muestra muy representativa del conjunto de casas y calles derribadas.

Las autoridades borbónicas obligaron a los propietarios a derribar su casa (o pagar el derribo) y a los carpinteros y maestros de casas barceloneses, a participar en la construcción de la Ciudadela, por lo que recibían una retribución dineraria miserable de cinco sueldos diarios si realizaban un mínimo de cuarenta viajes, ya que en caso contrario no cobraban.

Verboom propuso un sistema de indemnización para los propietarios de las casas: proporcionarles solares en los campos de cultivo de Sant Pau o en la playa, una aportación económica y la posibilidad de tomar los materiales de las casas derribadas. La reconstrucción del barrio de la Ribera en Sant Pau fue un fracaso, así como el barrio de la playa, ya que mayoritariamente la población se redistribuyó por la propia Ribera y los barrios vecinos.

El derribo se hizo en tres fases: de abril de 1716 a abril de 1717, de abril a setiembre de 1717 y, finalmente, hasta el mes de julio de 1718. Con el derribo de las casas se quería regularizar la explanada, salvando las diferencias de cota entre la Ciudadela y la plaza del Born. Por este motivo, en las zonas más deprimidas no se necesitó derribar las casas hasta los cimientos y se detuvo su destrucción en la cota marcada por los ingenieros militares. Este hecho explica el extraordinario estado de conservación del área arqueológica del Born, con muros de hasta más de dos metros de altura en muchos puntos del yacimiento.

Si la zona que ocupa el antiguo Mercado del Born, en el momento del derribo, hubiera tenido la misma cota que la plaza del Born, el actual yacimiento habría conservado un aspecto totalmente diferente a lo que se puede visitar en la actualidad. En la intervención arqueológica de 1991 en la plaza Comercial, las estructuras arqueológicas conservadas (en algunas de las zonas) estaban prácticamente arrasadas.