Una altura de 262 metros sobre el nivel del mar y una visión de 360° convierten el Turó de la Rovira en un mirador natural privilegiado de la ciudad de Barcelona. Por eso fue un emplazamiento estratégico para la defensa de la ciudad durante la Guerra Civil. Allí las fuerzas republicanas instalaron la artillería antiaérea. La batería empezó a construirse en 1937 y entró en funcionamiento el 3 de marzo de 1938, hasta que fue inutilizada en 1939.
La visita al Turó de la Rovira propone conocer Barcelona y su historia reciente desde este emplazamiento estratégico, con el espacio arqueológico de la batería antiaérea de la Guerra Civil y las barracas construidas en el espacio durante la posguerra para aprovechar el espacio en desuso y que llegaron a construir un nuevo barrio.